• DEL RÍO FERNÁNDEZ. Andrés Manuel

    (1764-

    Español, naturalista. Nació en Madrid, el 10 de noviembre de 1764.

    Hijo de José del Río y María Antonia Fernández, durante el reinado de Carlos III (1759-1788) e ingresó al Colegio de San Isidro de la Corte para estudiar latín (1773).

    En la Universidad de Alcalá de Henares, entre los años 1775 y 1780, cursó matemática, literatura, griego y filosofía y se graduó de Bachiller. Al año siguiente estudió física con el profesor José Solano (1781).

    Por orden real, en mérito a su gran talento natural, dedicación e inteligencia, fue pensionado para estudiar en la Real Academia de Minas de Almadén (1782).

    El rey Carlos III intentó revertir el cuadro de atraso y decadencia al promover las ciencias y las artes, contratando científicos e intelectuales para adecuar España a la realidad de los estados modernos europeos que ya anunciaban la llegada de la Revolución Industrial, y enviando a sus jóvenes promisorios a estudiar fuera de España.

    En la Sierra Morena, una de las regiones mineras españolas más importantes y locación de los afamados yacimientos de mercurio de Almadén, esenciales para el beneficio de los metales nobles en América, fundó en 1756 la Real Academia de Minas con el concurso de técnicos alemanes -Hoppensack, Koehler, Storr- oriundos de la Bergakademie Freiberg y la dirección de Heinrich Christopher Storr.

    El cinabrio de Almadén, conocido y explotado por los romanos, ya fue descripto en la obra de Plinio.

    En 1555, Bartolomé Medina patentó el “método del Patio” que consistió en obtener plata mediante una amalgamación con mercurio.

    El hallazgo aumentó la demanda y los precios del metal, convirtiéndolo en un insumo básico para beneficiar las minas de plata en México y el Alto Perú durante los próximos siglos y apuró la explotación del mayor depósito de mercurio americano descubierto en mina Santa Bárbara, Huancavélica, al sur del Perú. Del Río sobresalió y fue becado al exterior a continuar estudios en París, Francia; en Freiberg, Alemania y en Schemnitz, Hungría; por el ministro de minas de España Diego Gardoqui. En París estudió anatomía, fisiología, historia natural y cerámica, esto último junto al especialista en la fabricación de porcelanas, el químico Jean D’arcet (1724-1801) en el Collège de France, entre 1783 y 1787.

    En Freiberg fue compañero de Dolomieu, de Saussure y von Humboldt, entre otros, estudiando orictognosia con Werner. En la Academia de Minas de Schemnitz, hoy Banskà Stiavnica en República Eslovaca, conoció los métodos de beneficio de minerales “por toneles” y “del hierro”, introducido luego por Gellert en Sajonia para separar la plata del azufre. Aquí estudió química analítica, metalurgia y topografía minera subterránea con el químico minero y metalurgista austro-húngaro Anton von Rupprecht (1750-1808). Entre los años 1791 a 1793 alternó residencias en Francia, Escocia e Inglaterra donde visitó a Haüy y Lavoisier antes que la Revolución Francesa clausurara la Academia de Ciencias de París y encarcelara a sus dos brillantes anfitriones con tan asimétrico final.

    En la isla se interesó por la metalurgia inglesa, su industria metal-mecánica y el beneficio a gran escala del hierro, todos aspectos pioneros en Europa.

    Nombrado en 1793 catedrático de mineralogía y geognosia para el Real Seminario de Minería de Nueva España, arribó al puerto de Veracruz en octubre de 1794 para comenzar el primer curso lectivo de mineralogía en tierras americanas dictado en México durante el año 1795. La primera clase de mineralogía en América se dictó el 27 de Abril de 1795 a diez alumnos que fueron: Francisco Álvarez, Casimiro Chovell, Manuel Cotero, Manuel Cueto, Vicente Herrera, José Mantilla, Félix Rodríguez, Manuel Ruiz de Tejada, Vicente Valencia y José Joaquín de Zárate, en un local provisorio de la calle del Hospicio de San Nicolás alquilado por el Real Seminario de Minería en la ciudad de México. En este año publicó la primera parte de su obra en dos tomos Elementos de Orictognosia I Las tierras, piedras y sales (1975); la segunda parte se editó diez años después Elementos de Orictognosia II Combustibles, metales y rocas (1805). Tradujo al español la tercera edición alemana (1800) de las Tablas mineralógicas de Karsten en el año 1804, lo cual fue de gran utilidad para el Real Seminario. Durante la Revolución de la Independencia de México tomó partido por la causa americana.

    Muchos de sus mejores discipulos criollos mueren en combate y del Río viaja de prospección a Guatemala para ubicar nuevos yacimientos de mercurio y hierro, esenciales para la economía del México independiente, insumos que antes llegaban de España. En el año 1829 se abortó una conspiración realista y muchos españoles son expulsados.

    A la sazón Fausto de Elhuyar renunció al Seminario y regresó a España. Del Río, pese a estar exceptuado de esta medida, se exilió voluntariamente en Estados Unidos donde permaneció seis años en los cuales participó de la vida académica en Washington, Filadelfia y Boston, y fue electo presidente de la flamante Geological Society of Pennsylvania.

    Regresó a su México adoptivo en el año 1935 para retomar la cátedra de Mineralogía y Geología del Colegio Nacional de Minería, la nueva institución republicana que reemplazó al Real seminario. Del Río descubrió el vanadio en 1801 analizando las menas de “plomo pardo” de la mina Purísima del Cardonal, cerca de Zimapán, Hidalgo, con sus ayudantes Cotero y Ruiz de Tejada.

    El portador era una asociación de vanadinita y posible descloizita que él llamó eritronita y eritronio al nuevo elemento químico, hallazgo publicado en los Annales de Chimie (1803). Hubo desinteligencias entre sus colegas Humboldt, Bonpland y Collet-Descotils con las comprobaciones analíticas en Francia y el análisis del químico sueco Nils Gabriel Sefström (1787-1845) sobre menas de hierro de Svalbard, Suecia (1830), donde halló el mismo elemento al que nominó vanadio.

    Sefström publicó su hallazgo con el químico alemán Friedrich Wöhler (1800-1882) en los Annalen der Physik und Chemie (1831) y la Comisión de Nomenclatura de la Unión Internacional de Química lo convalidó. El tema es controversial hasta hoy y la Enciclopedia Británica, entre otras fuentes, le atribuye la prioridad del descubrimiento del vanadio a del Río.

    Con los minerales involucrados se debe convenir que las descripciones de Andrés del Río fueron demasiado precarias e IMA reconoce la publicación de von Kobell sobre vanadinita (1838) y de Damour sobre descloizita (1854) en el “plomo pardo” de Zimapán, México.

    El mineral delrioíta, vanadato monoclínico básico de calcio y estroncio con tres moléculas de agua de cristalización procedente de la mina Jo Dandy, Colorado, USA, fue dedicado a su memoria por Thompson y Sherwood en el año 1959.

    Murió el 23 de marzo de 1849 en la ciudad de México.

    Autor: José Luis Zamora Rubio