Crónica de la excursión a Agramón (Albacete)

 

para la recogida de ópalos menilitos y al Cañón de Los Almadenes

 

(24-04-2010)

 

 

Desde distintas procedencias (Madrid, Alicante, Valencia, Murcia, etcétera) nos encontramos a las 10 horas en el bar La Luna de Agramón. Algunos madrugadores allí estaban desde las 9.30 horas. Es un establecimiento en el que se dan cita habitualmente cazadores, caminantes, excursionistas y, en general, viajeros de diverso pelaje y condición. Entre miembros del GMM (22) y del GMA (miembros, simpatizantes, amig@s) reunimos un heterogéneo grupo de 43 almas dispuestas a disfrutar de una jornada que prometía en todos los órdenes como, en efecto, así resulto.

Provistos de cremas solares, gorras y sombreros, a eso de las 11 de la mañana se escuchaba ya el sonido vigoroso del golpeteo de algunos martillos, macetas y mazas. Lo que aún era un sonido aquí y allá pronto fue tomando cuerpo y se transformó en una auténtica cantera armonizada con una vigorosa sinfonía de golpes –ora por arriba, ora por abajo, ora a diestra y ora a siniestra- acompañados de un coro de voces que emocionadamente advertían a todo aquél que quisiera oír la belleza y singularidad de la piezas obtenidas.

Toda la zona se encuentra bajo la silueta de un antiguo volcán, lo que le confiere su especial singularidad. Se trata de un pitón o chimenea volcánico. En general, la zona periférica del volcán es una mezcla mineral formada por fragmentos poco cristalinos de rocas volcánicas, así como por fragmentos de rocas encajantes.

Es en esta zona, junto a la cuenca del embalse de Camarillas, en la que se formaron los yacimientos de diatomitas sobre extensas cuencas de origen lagunar. La diatomita es una roca sedimentaria silícea compuesta esencialmente por acumulación de restos de diatomeas (plantas acuáticas unicelulares). La diatomita se forma por la consolidación de una fango o barro constituido principalmente por la sílice (ópalo) que forma los caparazones de las diatomeas. Su presencia delata la existencia en el pasado de esas grandes cuencas lagunares. Pues bien, es aquí hasta donde hemos llegado para recoger los curiosos ejemplares de ópalos menilitos.

Estos ópalos asemejan y modelan las más variadas y diversas formas y tamaños de figuras humanas y animales, así como los más inusitados objetos. Es indudable que muchos artistas se han inspirado en la naturaleza y en la morfología de los mismos para crear y tallar sus obras. Nos dispersamos en una extensa área para indagar y recoger muestras. Unos preferían buscar y picar para recoger muestras en matriz, otros recogían piezas sueltas por el suelo, canicas que decía Pedro, muñecos de nieve, ninots, dobles muñecos, etcétera.

La candidez e inocencia de algunos niños quiso que éstos encontrasen algunas piezas de excepcional factura. Todos habíamos recogido numerosas piezas y comentábamos sobre su extraordinaria morfología y textura que parecían moldeados por seres humanos con la más extensa variedad de animales (focas, patos, delfines, morsas, serpientes......) y formas de órganos humanos (riñones, corazón, falos,.....).

El hambre, la sed y el ardor del astro rey iban haciendo mella en los cuerpos de los congregados. Bajo la sombra de algunos pinos dispersos nos dispusimos a dar cuenta de las viandas, bebidas y dulces que calmaron la gazuza del respetable. Con la andorga bien llena algunos “picaores” continuaron extrayendo piezas en los taludes cercanos mientras otros y otras se daban un respiro haciendo bueno el dicho: “la comida reposada y la cena paseada”.

Hacia las 16.30 nos dimos media vuelta y regresamos sobre nuestros pasos a Agramón para hidratarnos y tomar café y algunas bebidas frías. Acto seguido, continuamos camino al embalse de Camarillas dónde pudimos constatar que el mismo se encuentra al límite de su capacidad, aliviando agua de manera continua desde hace bastantes días. Y, así, proseguimos camino hacia el espectacular conjunto y entorno natural denominado El Cañón de Los Almadenes.

Se encuentra situado en las cercanías del Poblado de las Minas (Albacete), al cual podemos acceder por un camino existente justo enfrente de la estación vieja. El poblado recibe este nombre a consecuencia del alumbramiento de azufre que existe en la zona y que ya explotaron los romanos. Desde el camino frente a la estación vieja proseguimos por un túnel que se conecta con un antiguo pozo minero, pasando después por la Central Eléctrica y continuando hasta llegar al mismo Cañón de los Almadenes.

Se trata de una garganta en cuyo fondo se enclava el río Mundo. Es un desfiladero formado por la erosión que el río ha realizado en la roca, destacando sus formaciones cársticas y las surgencias de agua por doquier.

El acceso propiamente dicho hasta el cañón se efectúa a través de una pasarela metálica junto a uno de los paredones que encajonan el río. De repente nos encontramos con una vista espectacular y con la caída de las aguas del río Mundo que, desde hace miles de años, ha ido formando este excepcional paisaje de paredes calcáreas. Lástima que una obras que se están ejecutando en el  propio cauce natural, desviando el mismo a través de una oquedades naturales, nos impidiesen oír el auténtico rugir de las aguas en su caída natural. El conjunto tiene una belleza soberbia y su encajonamiento sirve para dar salida a las aguas del pantano de Camarillas.

La jornada estaba tocando a su fin. Ya con el ocaso llegaba el momento de despedirnos y en esos momentos, después de mantener en la retina lo vivido en la jornada, uno rememora que tan lejos como va la contemplación de las cosas hermosas, avanza la felicidad. Así, los seres más capaces de reflexionar y de contemplar son, seguramente, muy dichosos por el simple y puro efecto de la contemplación misma que, en sí misma, tiene un precio infinito, pues la felicidad es considerada una especie de contemplación. Hasta otra.

 

J. Alfredo Gómez Pascual