Enero 2018

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El conjunto histórico de las minas de sal de Wieliczka en Polonia

Una experiencia inolvidable es bajar y/o subir en una jaula como lo hacían los antiguos mineros pero a una velocidad de vértigo. El conjunto histórico de las minas de sal de Wieliczka, conocido como la Magnum Sal -La Gran Sal- en la región de Cracovia, Polonia, fue incluido en la primera lista mundial de monumentos del Patrimonio Mundial de Cultura y Naturaleza de la UNESCO en 1978.
Este conjunto de interés minero y geológico, reconocido mundialmente, era ya visitado en el siglo XV, iniciándose las visitas turísticas tal y como ahora se efectúan desde finales del siglo XVIII. A comienzos del siglo XIX se trazó el Recorrido Turístico, abriéndose Libros de Visitas para documentar el tránsito, registrándose en la actualidad alrededor de un millón de visitas / año por personas de diferentes edades y nacionalidades.
Esta explotación subterránea de sal se prolongó durante 900 años aproximadamente, siendo un lugar simbólico para la cultura de Polonia. La mina está constituida por un conjunto de excavaciones, vaciadas para la explotación de sal y dispuestas en 9 niveles, que van desde lo 64 a los 327 m de profundidad. Con más de 300 km de galerías y 300 cámaras, alcanzando un volumen de 7,5 millones de m3. Su temperatura se mantiene estable durante todo el año a unos 14º C.
Las excavaciones situadas en la parte en la parte central de la mina se fueron formando a lo largo de varios siglos, pudiendo observarse en la amplia visita guiada (en español) la evolución de los diferentes métodos de explotación de la sal en las sucesivas épocas de trabajo. La explotación de la sal en Wieliczka ha continuado sin interrupciones desde la Edad Media hasta el año 1996.
Fue en la época del Mioceno, hace unos 13,5 millones de años, cuando comenzó la cristalización de la sal diluida en el agua del mar. Los residuos de sal y roca, resultado de la precipitación, llenaron la región llamada la “Falla de los Ante Cárpatos”, en la que unos intensos procesos tectónicos causaron el levantamiento de los Cárpatos. Este yacimiento salífero tiene una estructura dividida, por una parte en bloque en la parte superior y, por otra, estratificada en la parte inferior.
Las excavaciones están situadas en la parte central de la mina, habiéndose formado a lo largo de siglos y siendo su conjunto elevado al rango de monumento histórico, con sus bellas capillas, galerías y lagos subterráneos. El recorrido turístico incluye más de 20 cámaras unidas por galerías de 2 km de longitud, situadas en la cercanía del pozo Danilowicz, desde el nivel I a 64 m de profundidad hasta el nivel III a 135 m de profundidad, siendo la parte de la mina con mayor valor histórico pues las excavaciones que se han conservado ilustran la evolución de los métodos de extracción y de aseguramiento usadas entre los siglos XVII y XX.
El pozo Danilowicz, al que se baja por los 378 escalones de su escalera al inicio del recorrido, fue excavado entre los años 1635 y 1640, bajo la dirección de MikolajDanilowicz, sirviendo en sus inicios para sacar la sal a la superficie y desde el siglo XIX pasó a servir como medio de transporte de los empleados de las salinas. En la superficie, junto a la boca del pozo, estaba instalado un malacate de caballos,
dispositivo de extracción construido en madera, con una edificación para explotaciones mineras denominada “kleta”. En el año 1874, el malacate fue reemplazado por una máquina de vapor, y el edificio del techo del pozo fue reconstruido en mampostería, instalándose después de finalizar la 2ª Guerra Mundial un mecanismo de instalación eléctrica. En la actualidad, el pozo consta de dos tiros, uno para la escalera y el otro para el ascensor.
Por último, el conjunto del recorrido geológico y minero se complementa de manera perfecta con auténticas obras de arte construidas a tamaño natural en sal que representan desde escenas de trabajos habituales en la mina, ilustres científicos, capillas completas con presbiterio, nave y porche, con estatuas, altares y púlpito, escenas históricas recreando la Edad Media, bustos de reyes como el del magnífico rey Casimiro el Grande y, sin duda, la obra más imponente y espectacular representada por la soberbia Capilla de Santa Kinga de 54 m de largo, 18 m de ancho y 12 m de alto, plagada de espléndidas obras de arte de contenido religioso como el bajorrelieve de “La última Cena”.
Los trabajos de creación y decoración de la Capilla de Santa Kinga se prolongaron durante 70 años por verdaderos artistas-mineros cuyas creaciones impactan y conmueven a quien tiene la fortuna de contemplar a más de 100 m de profundidad tanta belleza celestial. Amén.

Por Alfredo Gómez